23 nov 2008

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Ha de ser que la estupidez supina de los susodichos terceraedacienses se deba a que ninguno fue capaz de pensar más allá de lo que les dicta tanto pito y decidieron que la mejor manera de hacer honor a una receta que en su pajolera vida entenderían sería la de chuparla por el anverso, enmarcarla y ponerla en la pared, no fuera a ser que se gastase y mañana ya no supiese a nada. Y claro, no se curaron, porque la estupidez y el mal gusto se hereda un día de la herencia que ya tuvo el día anterior, y hace faltan años de práctica en estupidez para alcanzar el nivel de los cuatro de castilla, que a base de blanca pito dejaron de pitar y les pitan los oídos. Difícil forma de escuchar nada con tanto pito pito gorgorito. Me da que en ese cuarteto de magníficos todos padecen de lo mismo y su problema es el de no saber contarse los unos a los otros ni siquiera lo que le haya podido acontecer a cada cual en el tremendamente lejano día de ayer.¿Entender lo que dice la receta?... quita, quita... que eso es cosa difícil... y hay mayúsculas... Tanta copa no es buena y menos a esas edades, no vaya a ser que, entre achaques, risas y copas, ¿quién te dice que en lugar de seguir chupando la receta no se la meten por las orejas intentando escuchar la letra?... Cuida de tu propia memez y no metas los hocicos en un plato prohibido para tu edad, te atragantarás, y ni el seis pito tiene pitos que te salven de un blanco pito...




Que se mueran los feos...
gusarajo

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