La Alhaja...
Érase una vez... En una aldea de mi querida Galicia, donde viví de pequeña con mis tios y primos que perdí una sortija preciosa regalo de mi abuelo Antonio y de ahí nació este pequeño cuento.
El jardín estaba resplandeciente y las flores, que allí había se volvían locas de alegría, porque ya había llegado por fin la tan ansiada primavera.
Este jardín pertenecía a una familia muy acomodada. La familia estaba formada: por la mamá de nombre Estrella, papá Ángel y sus tres hijos que se llamaban: Rocío, Sol y David.
Los tres, preciosos niños, estaban jugando en el jardín todos contentos. A todos les andaba retozando la alegría, pero doña Estrella, estaba muy triste. Ahí era nada. Se le había extraviado una preciosa sortija de oro, que tenía en el centro un brillante, que valía muchísimo dinero y sobre todo, cuanto la quería doña Estrella, porque había sido un regalo de su abuelo Antonio. Y le gustaba decir a sus amigos que había pertenecido a su familia generación en generación. Como bien podéis observar era antiquísima y como a las alhajas y a los vinos les sucede... todo lo contrario que a las personas, que cuantos más años tienen valen más, pues la sortija valía una millonada.
Venga a buscar por todos los lados. Nada la sortija no aparecía. Entonces, la doncella, María, tomó escoba en riste y se puso a barrer por cada rincón ya no sólo de la casa... barrió cada rincón del jardín, la escoba estaba ya muy cansada, porque María barría con todas su fuerzas y de repente al estar barriendo... María notó... algo. Se había enganchado alguna cosa en la escoba, y era ni más ni menos que la alhaja. allí estaba la sortija tan buscada. La humilde escoba la encontró. María dio saltos de alegría y gritaba tanto y era tal el alboroto...
Que llegaron corriendo: Doña Estrella, su esposo Ángel, sus preciosos hijos que habían dejado de jugar buscando el anillo, el ama de llaves, la cocinera, y hasta dos gatitos y dos perritos. ¡Tal algarabía se armó!
- Doña Estrella habló:
- Como tú has sido la afortunada que ha encontrado mi preciosa alhaja, te jubilo desde este mismo instante. Se te pondrá un gran lazo de color azul y se te condecorará con la medalla de la humildad. Desde hoy ya no volverás a barrer...-
- ¡Viva la escoba!
- ¡¡Gritaron todos!!
Colorín... colorado... este cuento se ha acabado...
"Moraleja: A veces por mirar pero sin ver, no encontramos a esas joyas que ahí están..."
Este cuento lo inserté en su día, pero entonces no tenía habilitados los comentarios, por lo tanto... y como las musas se me han ido de vacaciones, no ando muy inspirada... hoy hago de nuevo una entrada con el, y al mismo tiempo voy a poner dos canciones que adoro, la verdad es que me gustan más en francés, pero las he encontrado en español en el blog de una gran Amiga "Luz", tiene un blog hermoso con unas canciones preciosas, su blog lleva por título http://luz-eraseunavez.blogspot.com/
Pylly000
http://luz-eraseunavez.blogspot.com/ ">
Gracias!
ResponderEliminarPande, bonita historia.
ResponderEliminarsiento no poder seguir de momento
los blog, estoy en un curso y ahora
tengo menos tiempo.
gracias por el premio y un abrazo.
Es linda la historia, el cuento, y què gran verdad es lo del valor añadido que tienen algunas joyas que pueden parecer de ínfimo valor para otros y sin embargo... bien lo sé yo, los ladrones se llevarón tantas cositas entregadas con amor por personas que ya no pueden decirme, "No te preocupes niña te compro otra"
ResponderEliminarEN FIN... UN BESO
Muy bonito, y además me has hecho recordar que yo de pequeña también perdí una pulserita a la cual tenía un aprecio especial porque era un regalo de alguien que quería mucho¡;)
ResponderEliminarUN BESOOOOTEEE GUAAPAAAA¡¡¡
bonita historia! pero no sé porqué no puedo ver los videos, creo que es cosa del antivirus, en fin! que aún así, la historia es muy bonita y con una moraleja para no olvidar :)
ResponderEliminarPues no veo tu otro blog... te habré entendido mal?
ResponderEliminarUna anécdota entrañable. Porque más que historia parece una nostálgica vivencia. Las cosas no tienen valor porque sí, depende de quién las mire.
ResponderEliminarHe tomado dos de tus premios, muchas gracias.
Hola, Maria T...
ResponderEliminar¡Vaya Moraleja!
Que con salves de María
la escoba fue jubilada,
y colorín, colorado
por el palo está colgada.
Un abrazo.