Érase que se era.
Dos adolescentes, ella era morena con ojos marrones parecían dos cuencos en flor. El era rubio y sus cabellos eran igual, que el reflejo del sol. Estaban muy unidos, sus conversaciones y paseos a la luz de las estrellas eran interminables, pero un día al padre de Víctor lo destinaron a una ciudad muy lejana, nuestra adolescente de nombre Linda, comenzó a llorar y Víctor se dio cuenta, que eran más que amigos y se sobrecogió. Le decía a Linda que desde esa ciudad la llamaría, le escribiría, pero no fue así, el porqué, Víctor la quería tanto, que le era imposible escribirle y llamarla, Linda sufría en silencio, pero le amaba y se conformaba.
Un día a Linda se le murieron sus padres en un desgraciado accidente y sufría en silencio, ella estudiaba medicina, era sumamente estudiosa, pensaba mucho en Víctor y, al terminar la carrera, enseguida se colocó, no se atrevía a pedir destino en la ciudad de Víctor.
Víctor también era médico y consiguió plaza en la ciudad, que un buen día tuvo que dejar, ahora era él, no se atrevía a ponerse en contacto con Linda porque ella si le escribía.
Un día a Linda le dieron un puesto en el hospital que estaba Víctor, sentía mucho dolor, y al verlo sólo le saludo, Víctor se quedó muy triste, Linda también, habían pasado los años, pero sus Almas permanecían unidas. Fallaba el orgullo de ambos, día tras día se veían en el mismo hospital, hasta que un día tuvieron, que efectuar una operación delicada de corazón, sudaban ambos, y en sus caras se notaba, que trabajaban a dúo sin saber, que era algo más. Al terminar la intervención tan complicada, ambos se miraron, y se dieron cuenta, que nada había cambiado en esos años. El orgullo se quedó en el aire, y hasta hoy permanecen juntos siendo tan felices como antaño y, siguieron con sus largos paseos a la luz de la luna.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Hermoso cuento. Abrazos
ResponderEliminar¡Supieras lo identificada que me senti con tu cuento!
ResponderEliminarPero mi distancia... es un pais.... y el orgullo todavía está, tal vez por siempre.
Cariños,
Poesía Azul
Que bonito cuento.
ResponderEliminarUn beso
Romantica historia, real como la vida, con ingredientes de amor, distancia, orgullos, tragedias ausencias y...un hermoso final feliz.
ResponderEliminarMis saludos.
Maravilloso tu cuento de Linda y Victor, Mª Teresa. Hay que reconocer que el tiempo que todo lo cura, fué el culpable de una bella historia de amor, que termina en el hospital de la vida. Felicidades y un fuerte abrazo.
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