De alegría estalla mi querencia,
por conocerte sin malicia...
Profundizando en un suspiro,
que surge del alma; bien de la vida.
Déjame acércarme en una caricia,
que se ve tras mi pupila.
¡Qué sencillo es querer
y qué te quieran sin enojos!
El firmamento se hace;
eco de esta querencia.
Tan solo espero agotado el tiempo,
que es y era el alma la que ardía.
¡Qué bonito es querer y que te quieran sin enojos!
ResponderEliminarAsí se consume el alma en el fuego del amor siguiendo esa querencia.
¡Hermosa tu poesía!
Besos.