Plantar...
Cuando sembramos amor poniendo nuestra semilla
en el devenir de la vida, ésta va creciendo, bajo nuestra mirada
es como plantar un árbol en la campiña dorada
creciendo y dando sus frutos para nuestra maravilla.
A veces acontecen vendavales rozando nuestra mejilla,
y aunque nos den fuerte en la faz sigamos siendo dulce miel elaborada
esperando que la semilla crezca en la algarabía de la madrugada,
para deleite nuestro y de los otros en paz almidonada.
Campos verdes en primavera
alimentados con lluvias del otoño,
así será ese amor en el trigal de la era.
Esperemos, su crecida, calmos en la vera
del camino, en profundo, y azul dueño
que ha de llegar algún día como encendida cera.