25 oct 2017

La Amistad...



La Amistad...

Hay sendas que llevan al mar y a los océanos,
en la que la arena parece saber de los desiertos del invierno,
y del silencio que vacía de humanidad los faros y los tiempos.

En un largo proceso de reflexión
me pongo detrás de un tiempo cualquiera,
como si fuese cual travesía
buscando ese tranquilo puerto,
sosegadamente... tienes todo el tiempo.

La mirada va hacia el horizonte
distante pero al mismo tiempo tan próximo,
porque el tiempo no existe... es sólo eso tiempo.

Una eternidad, un segundo, un instante
quién lo sabe... no conozco de tiempos,
pero sí de realidades... que se conforman en briznas
de esos pequeños instantes.

Y... por eso intento sentirme
segura, arraigada, en cada mólecula,
de cada momento distante y equidistante.

Se humilla la mirada quizás
por no llegar al horizonte,
y hay trazos en el atardecer
que rehúsan ser lluvia triste.

Nada más que una gotas de desolación,
en mitad de la nada,
pero qué es la nada?...

Para mí esa nada está muy llena,
porque siento mi alma plena
con mi verdad que es la mía
equivocada o no, quién lo sabe.

Mientras mi sed cabalga en el aire
ya no eres la nube de frondoso azul
si no un mar, un océano,
donde serpentean las balizas de la costa.

Y desde mi humilde atalaya,
dejo ráfagas de luz quebradas por si mis amigos
a mí quisieran aproximarse.

Estoy para ellos...
a un palmo... nunca lejos
porque la amistad es lo más grande.