No hay mal que por bien no venga...
El refranero suele ser muy certero, pero sin embargo, nunca pude aceptar este refrán: "No hay mal que por bien no venga..." Explicaré porque pienso así, además lo hablaba con un amigo, más que hablarlo nos lo escribíamos y, me preguntó al respecto. ¿Qué piensas me dijo? Entre unas cosas y, otras, lo mezclamos con la inclinación que siempre tuve, no pudiendo ser, por la docencia, de hecho a la edad de 49 años estudie primero de magisterio, él es licenciado en Filosofía y Letras. De ahí que nos sintieramos tan cómodos hablando sobre cómo se imparte hoy en día la educación.
Primero empezaré diciendo con un ejemplo, porque para mí no es válido dicho refrán y lo haré a través de un hecho real.
Quería hacer una reflexión sobre el refrán que dice: "No hay mal que por bien no venga"; hace unos días lo empleaba yo con la hija de mi vecina, puesto que tiene tan solamente dieciocho años, es madre soltera por un desliz que tuvo, el padre de la criatura no ha querido saber nada, la muchachina lo está pasando muy mal, pero al mismo tiempo ha logrado ser muy responsable antes era, lo digo sin tono peyorativo, ligera de cascos, ahora al tener a su hijo, ha tenido la valentía de tenerlo... se ha vuelto muy responsable, buena madre, ha retomado sus estudios. Por eso le dije lo del refrán. Pero en mi interior sabía que era una manera de contentarla, puesto que en lo más profundo de mí... nunca he estado de acuerdo con ese refrán... ya que suena como a consuelo de bobos y no lo digo en mal tono.
Siempre he sido una persona muy luchadora y he hecho todo lo posible para conseguir aquello que he querido. Unas veces lo he conseguido, otras la vida no me ha dejado y ha dado al traste con mis propósitos, pero es algo con lo que siempre debemos de contar, la realidad a veces de una manera cruel se impone... si hemos luchado en lugar de permanecer impasibles, eso es lo que realmente cuenta, no somos dioses y no todo lo podemos conseguir. A veces priman más otras cosas, hemos de dejar a un lado nuestras ambiciones, por ello no tengo, porque estar resentida, me duele no haber podido alcanzar aquello que he ansiado de una u otra manera. Las circunstancias a veces, no nos dejan llevar a cabo aquello que desearíamos... No tengo a lo mejor aquello que tanto anhelaba, pero quizás obtuve otras compensaciones. Esto ya pertenece a mi intimidad...
Me hubiese gustado dedicarme a la enseñanza, no pudo ser... me tuve que poner a trabajar a los diecinueve años. Siempre me gustó la docencia, puesto que desde muy niña me gustaba explicar a mis compañeras, tenía mucha paciencia, luego lo pude practicar con mis hijos, es más, desde los once años hasta los trece que estuve de forma continúa en Santa Isabel, iba a una academia privada donde iban niños, desde párvulos hasta los once años, yo era la mayor, la profesora siempre estaba enferma.. por lo que yo daba clases a treinta niños, lo sabían todos los padres, la última en enterarse fue mi madre, lo contenta que yo estaba a final de curso ya que todos los niños tenían que ir a un lugar oficial para hacer los exámenes y aprobaron todos, inclusive mi hermana que era muy mala estudiando... pero yo suspendí, porque la profesora no pudo enseñarme por su enfermedad. Mi vocación estaba en la enseñanza, eso me apena, pero así es la vida... Intenté convencer a mis padres pero no pudo ser, me costó lágrimas. Y todavía lo llevo grabado. Creo que hubiese sido una buena maestra, además me gustan mucho los niños. Por eso, cuando estuve interna seis años siempre explicaba, a las de mi curso y a otros cursos, es algo que me encanta hacer y cuando conseguía ser entendida, ver que gracias a mí... mis alumnas (de alguna manera eran mías) aprobaban que feliz me sentía. En los veranos de algunos cursos, más bien los últimos, las religiosas me llamaban para dar clases en aldeas muy alejadas, es decir aldeas de alguna manera un tanto remotas... allá en La Coruña. - Aquí le escribía a mi amigo - "Por eso cuando supe que tú eras licenciado en Filosofía y Letras no entendía como no habías seguido por ahí... pero luego me explicaste del reparo que te daba enseñar en los colegios".
Aquí os dejo su sentir sobre la educación de hoy en día:
"Puedes estar muy tranquila, tus reflexiones sobre el refrán fueron lúcidas y acertadas. Tú misma lo puedes comprobar en este reenvío". Comparto todo lo que dices sobre la enseñanza. Hubo un tiempo en que fue mi gran vocación y mi objetivo en la vida. Empecé a dar clases particulares muy prontito, desde los catorce años y me encantaba hacerlo. Supe ya entonces que era eso lo que me gustaba. Y la verdad es que he estado dando clases hasta hace relativamente poco. Eso sí, en alguna academia y sobre todo a nivel particular. Porque, Maite, lo que realmente me llenaba eran las clases particulares. Era como retomar la antigua enseñanza clásica, aquella que se establecía entre maestros y discípulos. Aquella en que se compartía mucho más que el contenido de un saber, se compartían sentimientos, actitudes, inclinaciones, anhelos, ilusiones, esperanzas, inconvenientes, y tantas y tantas cosas que llenaban tanto el espíritu del conductor como de los conducidos. Lamentablemente, eso no es así en la actualidad. No existe esa comunicación profesor-alumnos en las aulas. Se trata de adquirir notas, títulos, etc. No es el tipo de enseñanza que a mí particularmente me interesaría. Por otro lado, resulta evidende la pretensión de los actuales y diferentes gobiernos de encauzar la enseñanza hacia la tecnología, hacia la tan manida competitividad, a crear personas que no piensen demasiado en otras cosas que no sea lo material y que discutan lo menos posible sus reglas impuestas a golpe de legislación. No, Maite, no me gusta demasiado la enseñanza de hoy. Claro que hay excepciones. Como en casi todo. Pero que no pretendan venderme que hoy la enseñanza ha mejorado sustancialmente tan sólo porque se ha suprimido el rigor muchas veces exagerado de los profesores. Muchas fichas, mucha enseñanza curricular, mucho cuadro psicotécnico, evaluaciones, diagnósticos... pero de formación ética y espiritual... qué poquito...".
Aquí os dejo el sentir de ambos al respecto. Es nuestra opinión, podemos estar equivocados, pero no por ello dejo de expresarlo.
Os dejo una canción de Joan Manuel Serrat "Esos locos bajitos..." Para mi la canción de este cantautor encierra mucha verdad...
El refranero suele ser muy certero, pero sin embargo, nunca pude aceptar este refrán: "No hay mal que por bien no venga..." Explicaré porque pienso así, además lo hablaba con un amigo, más que hablarlo nos lo escribíamos y, me preguntó al respecto. ¿Qué piensas me dijo? Entre unas cosas y, otras, lo mezclamos con la inclinación que siempre tuve, no pudiendo ser, por la docencia, de hecho a la edad de 49 años estudie primero de magisterio, él es licenciado en Filosofía y Letras. De ahí que nos sintieramos tan cómodos hablando sobre cómo se imparte hoy en día la educación.
Primero empezaré diciendo con un ejemplo, porque para mí no es válido dicho refrán y lo haré a través de un hecho real.
Quería hacer una reflexión sobre el refrán que dice: "No hay mal que por bien no venga"; hace unos días lo empleaba yo con la hija de mi vecina, puesto que tiene tan solamente dieciocho años, es madre soltera por un desliz que tuvo, el padre de la criatura no ha querido saber nada, la muchachina lo está pasando muy mal, pero al mismo tiempo ha logrado ser muy responsable antes era, lo digo sin tono peyorativo, ligera de cascos, ahora al tener a su hijo, ha tenido la valentía de tenerlo... se ha vuelto muy responsable, buena madre, ha retomado sus estudios. Por eso le dije lo del refrán. Pero en mi interior sabía que era una manera de contentarla, puesto que en lo más profundo de mí... nunca he estado de acuerdo con ese refrán... ya que suena como a consuelo de bobos y no lo digo en mal tono.
Siempre he sido una persona muy luchadora y he hecho todo lo posible para conseguir aquello que he querido. Unas veces lo he conseguido, otras la vida no me ha dejado y ha dado al traste con mis propósitos, pero es algo con lo que siempre debemos de contar, la realidad a veces de una manera cruel se impone... si hemos luchado en lugar de permanecer impasibles, eso es lo que realmente cuenta, no somos dioses y no todo lo podemos conseguir. A veces priman más otras cosas, hemos de dejar a un lado nuestras ambiciones, por ello no tengo, porque estar resentida, me duele no haber podido alcanzar aquello que he ansiado de una u otra manera. Las circunstancias a veces, no nos dejan llevar a cabo aquello que desearíamos... No tengo a lo mejor aquello que tanto anhelaba, pero quizás obtuve otras compensaciones. Esto ya pertenece a mi intimidad...
Me hubiese gustado dedicarme a la enseñanza, no pudo ser... me tuve que poner a trabajar a los diecinueve años. Siempre me gustó la docencia, puesto que desde muy niña me gustaba explicar a mis compañeras, tenía mucha paciencia, luego lo pude practicar con mis hijos, es más, desde los once años hasta los trece que estuve de forma continúa en Santa Isabel, iba a una academia privada donde iban niños, desde párvulos hasta los once años, yo era la mayor, la profesora siempre estaba enferma.. por lo que yo daba clases a treinta niños, lo sabían todos los padres, la última en enterarse fue mi madre, lo contenta que yo estaba a final de curso ya que todos los niños tenían que ir a un lugar oficial para hacer los exámenes y aprobaron todos, inclusive mi hermana que era muy mala estudiando... pero yo suspendí, porque la profesora no pudo enseñarme por su enfermedad. Mi vocación estaba en la enseñanza, eso me apena, pero así es la vida... Intenté convencer a mis padres pero no pudo ser, me costó lágrimas. Y todavía lo llevo grabado. Creo que hubiese sido una buena maestra, además me gustan mucho los niños. Por eso, cuando estuve interna seis años siempre explicaba, a las de mi curso y a otros cursos, es algo que me encanta hacer y cuando conseguía ser entendida, ver que gracias a mí... mis alumnas (de alguna manera eran mías) aprobaban que feliz me sentía. En los veranos de algunos cursos, más bien los últimos, las religiosas me llamaban para dar clases en aldeas muy alejadas, es decir aldeas de alguna manera un tanto remotas... allá en La Coruña. - Aquí le escribía a mi amigo - "Por eso cuando supe que tú eras licenciado en Filosofía y Letras no entendía como no habías seguido por ahí... pero luego me explicaste del reparo que te daba enseñar en los colegios".
Aquí os dejo su sentir sobre la educación de hoy en día:
"Puedes estar muy tranquila, tus reflexiones sobre el refrán fueron lúcidas y acertadas. Tú misma lo puedes comprobar en este reenvío". Comparto todo lo que dices sobre la enseñanza. Hubo un tiempo en que fue mi gran vocación y mi objetivo en la vida. Empecé a dar clases particulares muy prontito, desde los catorce años y me encantaba hacerlo. Supe ya entonces que era eso lo que me gustaba. Y la verdad es que he estado dando clases hasta hace relativamente poco. Eso sí, en alguna academia y sobre todo a nivel particular. Porque, Maite, lo que realmente me llenaba eran las clases particulares. Era como retomar la antigua enseñanza clásica, aquella que se establecía entre maestros y discípulos. Aquella en que se compartía mucho más que el contenido de un saber, se compartían sentimientos, actitudes, inclinaciones, anhelos, ilusiones, esperanzas, inconvenientes, y tantas y tantas cosas que llenaban tanto el espíritu del conductor como de los conducidos. Lamentablemente, eso no es así en la actualidad. No existe esa comunicación profesor-alumnos en las aulas. Se trata de adquirir notas, títulos, etc. No es el tipo de enseñanza que a mí particularmente me interesaría. Por otro lado, resulta evidende la pretensión de los actuales y diferentes gobiernos de encauzar la enseñanza hacia la tecnología, hacia la tan manida competitividad, a crear personas que no piensen demasiado en otras cosas que no sea lo material y que discutan lo menos posible sus reglas impuestas a golpe de legislación. No, Maite, no me gusta demasiado la enseñanza de hoy. Claro que hay excepciones. Como en casi todo. Pero que no pretendan venderme que hoy la enseñanza ha mejorado sustancialmente tan sólo porque se ha suprimido el rigor muchas veces exagerado de los profesores. Muchas fichas, mucha enseñanza curricular, mucho cuadro psicotécnico, evaluaciones, diagnósticos... pero de formación ética y espiritual... qué poquito...".
Aquí os dejo el sentir de ambos al respecto. Es nuestra opinión, podemos estar equivocados, pero no por ello dejo de expresarlo.
Os dejo una canción de Joan Manuel Serrat "Esos locos bajitos..." Para mi la canción de este cantautor encierra mucha verdad...
Serrat - Esos locos bajitos
4 comentarios:
me gusta bastante
Maite, como siempre, buen contenido y buena forma de exponerlo. Como digo en mi última entrada "me fastidia que mi hijo tenga que aprenderse todos los ríos de Asia, y no sepa por donde pasa el Tajo". Con esto, te digo todo acerca de la educación actual. Besos.
Hoy no quiero colocar,
en vuestro blog un comento,
solo os quiero desear,
felicidades sin cuento.
Ya ves que puede haber distintas opiniones sobre un mismo tema, según las situaciones que se hayan dado.
Muy lograda la compenetración entre ambos. A veces poseemos amigos que son un tesoro.
Un abrazo
Publicar un comentario