El saltamontes dorado...
Érase una vez que se era... un saltamontes dorado... ¡Qué hermoso y qué lindo era! Todo dorado. Relumbraba su tenue cuerpecillo como un manojo de briznas de sol. Sus ojos eran color miel semejaban al ámbar. Y con las frágiles aletas sabía decir cantando:
- Chas... chas. Chas... chas
El saltamontes era muy lindo, y tenía un fino paladar. Por eso comía tallos de lirios, cálices de rosas y pétalos de margaritas. Estaba muy contento. Muy contento. Y tanta era su alegría, que entonaba floridas canciones a la buena luna. Estaba tan contento cuando... Pasó doña tortuga con su cara arrugadita de viejecita. Sus feos ojos, sus negras patas y la casa a cuestas. Una casa más dura que las rocas marinas.
Doña tortuga miró embelesada al saltamontes y le exclamó:
- ¡Qué guapo eres! Y estirando su feo cuello, cuanto pudo, dijo:
- ¡Si quisiera ser mi esposo!
El saltamontes se volvió de espaldas a causa del susto y sus tenues alitas dijeron:
- Chas... chas. Chas... chas.
Doña tortuga se enfurruñó, y arrastrando su casa... fue a la cueva en que habitaba con sus hermanas, madre y abuela.
- ¡Ay! ¡Ay qué desgraciada soy! La más desgraciada de todas las tortugas. Amo al saltamontes dorado.
- ¿Al saltamontes dorado?
- ¡Gritaron todas!
- Sí. Y él me desprecia. No me quiere por esposa.
La tortuga abuela, que tenía muchos cientos de años sobre su casa a cuestas, dijo enternecida.
- No llores, mi nieta predilecta. No llores tortuga Maribel. El saltamontes será tu esposo.
A la noche siguiente... rastreaba por el jardín una comitiva de tortugas. Enfilaba la marcha la tortuga abuela y la cerraba la tortuga Maribel.
El saltamontes soñaba la luna, con los besos del sol. Con sus ojos de ámbar. Cuando... despertó sobresaltado. La voz gruñona de la tortuga abuela le dijo con una gran reverencia:
- Excelentísimo y bello saltamontes. Yo, la más vieja de las tortugas tengo el honor de pedir tu cuerpo dorado para mi nieta Maribel. Es una belleza entre las tortugas con sus ojos azules. Sabe encoger y alargar el cuello. Caza insectos y sapitos malos.
- Chas-chas. Es muy fea. No me conviene.
- ¿Fea mi Maribel? ¡Oh qué calumnia!
- Señora hablo el saltamontes, mostrándose galante y mirando a las tortugas con sus ojos color ámbar. Vuestra nieta, es preciosa, pero yo estoy enamorado de doña gusana Luna. ¡Es tan linda! Su cuerpo es de seda cual una tarde primaveral. Sus luces refulgen en su cuerpecillo. Señora, lo siento, pero estoy enamorado de doña gusana Luna.
- ¿Es decir que la prefieres a mi nieta?
- Así es
- Pues venganza
- ¡Venganza! Gritaron todas las tortugas
- Y el pobre saltamontes un poquito mustio, repitió:
- Chas... chas. Chas... chas.
Al llegar a la cueva Maribel lloró amargamente. La abuela le decía que no llorase porque el saltamontes sería su esposo.
Al día siguiente fueron todas en comitiva tortuguil. El saltamontes dormía plácidamente soñando con doña gusana Luna. Y aprovechando que estaba dormido todas las tortugas le tendieron una trampa... todas a una y se lo llevaron a la cueva prisionero. La tortuga Maribel estaba llena de alegría, pero nuestro saltamontes lloraba desconsoladamente, y rodeado de aquellas malas tortugas que lo querían casar a la fuerza. Tan lejos del jardín y de su doña gusana Luna.
Un día se fueron todas... y dejaron solo al saltamontes dorado, y por casualidad paso por allí una linda niña de nombre, María, con ojos color miel, su pelo del mismito color que el saltamontes dorado, gracioso el andar... Y en esto oyó un ruido... Chas... chas. Chas... chas. Se asomó a la cueva y vio a nuestro saltamontes, éste le contó toda su historia, y María le dijo que no se preocupase que se lo llevaba con ella a su jardín.
Desde ese día se hicieron grandes amigos, y vivieron allí nuestro saltamontes y doña gusana Luna, porque María fue en su busca y la trajo para su amigo el saltamontes.
María era una niña muy aplicada, pero tenía mala memoria, y por eso sacaba tan malas notas en el colegio, y de repente... sin saber el porqué, se convirtió en la primera de la clase, sus padres se pusieron muy contentos... porque María estudiaba mucho, y sin embargo suspendía, ahora se había vuelto muy espabilada, y se sabía todo a las mil maravillas, y claro... es que su amigo el saltamontes dorado, sin que ella se percatase todas las mañanas, y las tardes que María acudía a la escuela, nuestro saltamontes sabiendo su problema, estándole tan agradecido, se le subía a su gran melena dorada, desde allí le cuchicheaba todas las lecciones, porque el saltamontes dorado era muy sabio por sus años y experiencia... María no se daba cuenta de ello.
Cuando María llegaba a su casa les decía a sus padres:
- Soy la primera de la clase no sé lo que me ocurre, que oigo como una voz que me va diciendo todo... y así cada día me sé las lecciones.
Entonces un día... el saltamontes salió de su escondite, y le explicó a María que era él quien le decía en bajito todas las lecciones, y tareas. María se quedo muy sorprendida, pero lo más importante fue... que al escuchar tantas veces las lecciones una y mil veces, María ya se sabía todas las asignaturas muy bien, desde entonces no volvió a tener problemas, para poder recordar, y como era una niña muy estudiosa, y aplicada cada día sabía más... sacaba unas notas muy buenas, pero lo más importante... no eran que las notas fueran tan buenas, sino que iba adquiriendo conocimientos, con la ayuda del saltamontes dorado, con su estudio, y las lecciones que aprendía en su escuela.
Ambos amigos eran muy felices. El saltamontes se caso con doña gusana Luna, ambos viven en el jardín de la casa de María. Y... María además de tener la amistad del saltamontes, al mismo tiempo tiene otra amiga doña gusana Luna. Los tres son inmensamente felices.
Todas las mañanas mientras doña gusana se queda haciendo las labores de su casa, en el jardín donde vive con su enamorado el saltamontes dorado, éste acompaña a la escuela a María. Allá van ambos tan contentos... cantarines en su caminar. María es la más aplicada con su esfuerzo... de todas las niñas y niños de la escuela. Entre sus perfumados cabellos sonríe el saltamontes dorado. Y en la escuela aprende también cosas nuevas.
Luego duerme al ladito de gusana Luna, en un lindo nido, de girasoles y malvas reales, todas las noches con su amada gusana Luna sueña con aquella niña tan buena y tan linda... Y dice, derramando ventura:
“- Lo mejor que tiene la vida son los niños, ellos siempre tan inocentes y candorosos... Con su asombro e ilusión nos hacen la vida llena de magia... muy, muy hermosa y maravillosa...”
Érase una vez que se era... un saltamontes dorado... ¡Qué hermoso y qué lindo era! Todo dorado. Relumbraba su tenue cuerpecillo como un manojo de briznas de sol. Sus ojos eran color miel semejaban al ámbar. Y con las frágiles aletas sabía decir cantando:
- Chas... chas. Chas... chas
El saltamontes era muy lindo, y tenía un fino paladar. Por eso comía tallos de lirios, cálices de rosas y pétalos de margaritas. Estaba muy contento. Muy contento. Y tanta era su alegría, que entonaba floridas canciones a la buena luna. Estaba tan contento cuando... Pasó doña tortuga con su cara arrugadita de viejecita. Sus feos ojos, sus negras patas y la casa a cuestas. Una casa más dura que las rocas marinas.
Doña tortuga miró embelesada al saltamontes y le exclamó:
- ¡Qué guapo eres! Y estirando su feo cuello, cuanto pudo, dijo:
- ¡Si quisiera ser mi esposo!
El saltamontes se volvió de espaldas a causa del susto y sus tenues alitas dijeron:
- Chas... chas. Chas... chas.
Doña tortuga se enfurruñó, y arrastrando su casa... fue a la cueva en que habitaba con sus hermanas, madre y abuela.
- ¡Ay! ¡Ay qué desgraciada soy! La más desgraciada de todas las tortugas. Amo al saltamontes dorado.
- ¿Al saltamontes dorado?
- ¡Gritaron todas!
- Sí. Y él me desprecia. No me quiere por esposa.
La tortuga abuela, que tenía muchos cientos de años sobre su casa a cuestas, dijo enternecida.
- No llores, mi nieta predilecta. No llores tortuga Maribel. El saltamontes será tu esposo.
A la noche siguiente... rastreaba por el jardín una comitiva de tortugas. Enfilaba la marcha la tortuga abuela y la cerraba la tortuga Maribel.
El saltamontes soñaba la luna, con los besos del sol. Con sus ojos de ámbar. Cuando... despertó sobresaltado. La voz gruñona de la tortuga abuela le dijo con una gran reverencia:
- Excelentísimo y bello saltamontes. Yo, la más vieja de las tortugas tengo el honor de pedir tu cuerpo dorado para mi nieta Maribel. Es una belleza entre las tortugas con sus ojos azules. Sabe encoger y alargar el cuello. Caza insectos y sapitos malos.
- Chas-chas. Es muy fea. No me conviene.
- ¿Fea mi Maribel? ¡Oh qué calumnia!
- Señora hablo el saltamontes, mostrándose galante y mirando a las tortugas con sus ojos color ámbar. Vuestra nieta, es preciosa, pero yo estoy enamorado de doña gusana Luna. ¡Es tan linda! Su cuerpo es de seda cual una tarde primaveral. Sus luces refulgen en su cuerpecillo. Señora, lo siento, pero estoy enamorado de doña gusana Luna.
- ¿Es decir que la prefieres a mi nieta?
- Así es
- Pues venganza
- ¡Venganza! Gritaron todas las tortugas
- Y el pobre saltamontes un poquito mustio, repitió:
- Chas... chas. Chas... chas.
Al llegar a la cueva Maribel lloró amargamente. La abuela le decía que no llorase porque el saltamontes sería su esposo.
Al día siguiente fueron todas en comitiva tortuguil. El saltamontes dormía plácidamente soñando con doña gusana Luna. Y aprovechando que estaba dormido todas las tortugas le tendieron una trampa... todas a una y se lo llevaron a la cueva prisionero. La tortuga Maribel estaba llena de alegría, pero nuestro saltamontes lloraba desconsoladamente, y rodeado de aquellas malas tortugas que lo querían casar a la fuerza. Tan lejos del jardín y de su doña gusana Luna.
Un día se fueron todas... y dejaron solo al saltamontes dorado, y por casualidad paso por allí una linda niña de nombre, María, con ojos color miel, su pelo del mismito color que el saltamontes dorado, gracioso el andar... Y en esto oyó un ruido... Chas... chas. Chas... chas. Se asomó a la cueva y vio a nuestro saltamontes, éste le contó toda su historia, y María le dijo que no se preocupase que se lo llevaba con ella a su jardín.
Desde ese día se hicieron grandes amigos, y vivieron allí nuestro saltamontes y doña gusana Luna, porque María fue en su busca y la trajo para su amigo el saltamontes.
María era una niña muy aplicada, pero tenía mala memoria, y por eso sacaba tan malas notas en el colegio, y de repente... sin saber el porqué, se convirtió en la primera de la clase, sus padres se pusieron muy contentos... porque María estudiaba mucho, y sin embargo suspendía, ahora se había vuelto muy espabilada, y se sabía todo a las mil maravillas, y claro... es que su amigo el saltamontes dorado, sin que ella se percatase todas las mañanas, y las tardes que María acudía a la escuela, nuestro saltamontes sabiendo su problema, estándole tan agradecido, se le subía a su gran melena dorada, desde allí le cuchicheaba todas las lecciones, porque el saltamontes dorado era muy sabio por sus años y experiencia... María no se daba cuenta de ello.
Cuando María llegaba a su casa les decía a sus padres:
- Soy la primera de la clase no sé lo que me ocurre, que oigo como una voz que me va diciendo todo... y así cada día me sé las lecciones.
Entonces un día... el saltamontes salió de su escondite, y le explicó a María que era él quien le decía en bajito todas las lecciones, y tareas. María se quedo muy sorprendida, pero lo más importante fue... que al escuchar tantas veces las lecciones una y mil veces, María ya se sabía todas las asignaturas muy bien, desde entonces no volvió a tener problemas, para poder recordar, y como era una niña muy estudiosa, y aplicada cada día sabía más... sacaba unas notas muy buenas, pero lo más importante... no eran que las notas fueran tan buenas, sino que iba adquiriendo conocimientos, con la ayuda del saltamontes dorado, con su estudio, y las lecciones que aprendía en su escuela.
Ambos amigos eran muy felices. El saltamontes se caso con doña gusana Luna, ambos viven en el jardín de la casa de María. Y... María además de tener la amistad del saltamontes, al mismo tiempo tiene otra amiga doña gusana Luna. Los tres son inmensamente felices.
Todas las mañanas mientras doña gusana se queda haciendo las labores de su casa, en el jardín donde vive con su enamorado el saltamontes dorado, éste acompaña a la escuela a María. Allá van ambos tan contentos... cantarines en su caminar. María es la más aplicada con su esfuerzo... de todas las niñas y niños de la escuela. Entre sus perfumados cabellos sonríe el saltamontes dorado. Y en la escuela aprende también cosas nuevas.
Luego duerme al ladito de gusana Luna, en un lindo nido, de girasoles y malvas reales, todas las noches con su amada gusana Luna sueña con aquella niña tan buena y tan linda... Y dice, derramando ventura:
“- Lo mejor que tiene la vida son los niños, ellos siempre tan inocentes y candorosos... Con su asombro e ilusión nos hacen la vida llena de magia... muy, muy hermosa y maravillosa...”
10 comentarios:
Gracias a ti, no sabia lo de tu mamita lo siento mucho a ti y a Chris los conoci al mismo tiempo y los dos son muy bellas personas yo estoy feliz de conocerlos por aca y de leerlos y aprender cada dia algo nuevo a su lado, te dejo mi cariño y deseo que estes muy bien besos
Qué bonito cuento¡¡.. Pienso cómo tú amiga mía, los niños son nuestro mejor tesoro, por eso lo tenemos que cuidar muchísimo¡¡;)))
UN BESAZOOOOO ENORMEEEE GUAPETONAAA¡¡
Hola pande,espero no llegar tarde,estaba fuera.
bien,a ver ,debes copiar el codigo(donde dice get code),añades gadget de javascrit en tu pagina,y lo pegas,espero aclararte :) ya me cuentas,saludos
ha sido precioso leerlo,en esta vida los niños son la inocencia y la alegria....
besitossss
Hola Maite: En España y por desgracia hay muy pocos cuentistas (lo digo con todo el afecto), así se les llama a los escritores de cuentos. Escribir un cuento es difícil, porque en breve espacio hay que desarrollar una historia, y tú lo consigues.
Un beso Maite
Hola, María T...
Muy bonita, tierna e infantil historia la de María y sus amigos.
Una fábula, que se lee de corrido pues tiene interés desde el primer renglón y nos lleva con su ternura hasta el final.
Con tu permiso, le pongo esta Moraleja:
"Un buen amigo nos puede cambiar la vida.
Un abrazo.
que tierna historia!!!!!!
los niños y su ingenuidad...algo que nunca deberíamos perder al llegar a adultos.........
me encantó!!!
un abrazo, diosa
Muchas gracias a todos.
Tengo que deciros algo, como me inventé a un saltamontes dorado, mamma mía, la verdad que el saltamontes de la fotografía es feo como un dolor, bueno la verdad... es que algunos insectos de cerquita y agrandados son más bien feiños, pero este saltamontes parece un alienígena, ja, ja, ja... tendría que habermelo inventado de otro color... Y lo curioso fue que la fotografía di con ella enseguida, me decía a mí misma:
- Si no encuentras una foto tendrás... que cambiar al saltamontes por otro animal, me estuve riendo yo sola bastante rato, ja, ja, ja.
Un abrazo para cada uno de vosotros, si alguno más cae por este blog, que se de también por abrazado.
Maite
A mi niño,y a mi, nos ha encantado este cuento. No te digo más. Un abrazo.
Un cuento encantador Maite!! me ha gustado mucho, no lo había leído antes, lo he seguido desde los enlaces del poema de hoy del río :) los dos son geniales!! y el saltamontes es guapisísimooooo je je je :)
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