4 nov 2012

Amor...

Amor...

Cómo es posible

que con tu canto.

Llegue a tocar el cielo

al no escucharte,

me voy muriendo por dentro.


Con una mirada tuya

quedo cautiva al momento.

Llegando al anhelante estremecimiento.

Sintiéndome cual diosa, ninfa.

Princesa del día

y... de la anochecida.


Con una caricia tuya

soy lo mismo que el fuego ardiendo.

Mi norte pierdo sin rumbo

quedándome sin timón,

y a la deriva yo voy,

hasta llegar a tu encuentro.


Transformándome en ti

dejando de existir.

Perdiendo todo el sentido

muriendo... sin dejar de vivir.


Porque siento que ya no me pertenezco,

tan sólo me siento parte de ti.

Encendiéndose todo mi cuerpo.

Sentir con tal apasionamiento,

quedando el alma presa.

Y, hasta herida por dentro.


Sentir como se ama,

como los ríos de nuestro interior.

Acumulando tal cantidad de pasión,

desbordándose en su cauce,

robando todo sosiego.

Mi cuerpo va en busca del tuyo,

en total frenesí y desbordamiento.


Se acercan... Se tocan,

van soñando y anhelando

perderse al fin,

en el mismo sentimiento.

Sintiendo como le va invadiendo,

al corazón la algarabía.

Cuando tal vez en un tiempo,

lo sentían morir de agonía.

Sintiendo como dos corazones,

aún estando en lejanía,

pueden permanecer unidos

Amándose más cada día.



cinefilo56

2 comentarios:

Carmen Silza dijo...

Que hermoso poema dedicado al amor y a esa herida que a veces llevamos dentro.Un beso María Teresa.Buen día.

Chela dijo...

Tus versos reflejan una gran pasión que se adueña del amor, hasta "perderse", hasta "morir de agonía"... Todo amor nace de una pasión y toda pasión se alimenta en el amor.
Te deseo los mejores sentimientos y emociones, en definitiva, amor.
Un abrazo.